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Podcast #4 – El Coronavirus y la epidemia de desinformación La contaminación informativa ha acompañado la pandemia del Covid-19 desde un comienzo, como advertía en abril de 2020 Antonio Guterres, Secretario General de Naciones Unidas. En este episodio revisamos algunas de las informaciones erróneas y maliciosas que se han esparcido por el mundo junto al […]
PNUD firma acuerdo para evaluar contaminación informativa en procesos electorales
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile y el Instituto Milenio de Investigación sobre Fundamento de los Datos, suscribieron un acuerdo de subvención, que permitirá́ que el PNUD realice un proceso de sistematización de información que le posibilite evaluar y enfrentar la contaminación informativa.
PNUD organizó seminario para analizar impacto de la contaminación informativa en la democracia
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo realizó el pasado 16 de noviembre el conversatorio “¿Contaminación Informativa: una amenaza a la democracia?” que buscaba reflexionar sobre la materia…
Preguntas
¿Qué es y cómo se produce la contaminación informativa en redes sociales?
La contaminación informativa implica la existencia de un desorden informativo, que a su vez encuentra su origen en lo que generalmente llamamos “información falsa”. Cuando hablamos de información falsa es importante señalar que existen ciertas categorías que es bueno conocer:
- Desinformación: Información que es falsa y que ha sido creada deliberadamente para dañar a una persona, un grupo social, una organización o un país.
- Información errónea: Información que es falsa, pero que no ha sido creada con la intención de causar daño.
- Información maliciosa: La información se basa en hechos reales, pero ha sido manipulada para causar daño a una persona, una organización o un grupo.
¿Porqué es importante trabajar para contrarrestar la contaminación informativa?
Por que la contaminación informativa tiene o puede tener efectos negativos y perjudiciales en distintos ámbitos, por ejemplo, en el de la salud pública, en la cohesión social, en la prevención de conflictos, en la calidad de la democracia y también en los derechos humanos, por lo que es necesario contrarrestarla y promover sociedades bien informadas e inclusivas con un pleno respeto a los derechos humanos y protegiendo a las y los más vulnerables.
¿Qué consecuencias puede generar en la vida diaria la contaminación informativa?
Las consecuencias de la contaminación informativa pueden llegar a ser muy graves. Si pensamos en el actual contexto de pandemia, podemos ver que muchas personas están siendo engañadas, dejándolas en la imposibilidad de comprender y aplicar medidas preventivas basadas en la ciencia. La contaminación informativa en línea sobre la COVID-19 se instrumentaliza con fines político-partidistas o con motivos racistas, xenofóbicos, sexistas u otros y puede polarizar a las personas y fomentar odios en un momento en que se necesita, más que nunca, la unidad mundial.
¿Qué acciones puedo tomar para asegurarme que una información es verdadera?
Lo primero que debes hacer es “no echar leña al fuego”, por lo tanto, antes de compartir cualquier información, toma un momento para reflexionar sobre la veracidad o no de la misma. Es recomendable que leas y pienses más allá del titular, que verifiques si la información es correcta, que identifiques quien la publicó y por qué la publicó, que chequees la fecha, su autenticidad y que recurras a algún sitio de fact-checking. ¡Sólo si estas segura o seguro de que la información es verdadera, compártela!
Derecho de acceso a la información.
Todas las personas tenemos derecho a buscar, recibir e impartir información. El acceso a información precisa y fiable constituye la base para el ejercicio de derechos, a la vez que representa una herramienta fundamental en la capacitación de las personas para participar y adoptar decisiones que afectan a sus vidas. ¡Hagámoslo valer!
Proyecto:
“Construyendo un ecosistema para enfrentar la contaminación informativa y fomentar la legitimidad y participación en el proceso constitucional de Chile”, financiado por el Centro de Gobernanza de Oslo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.